Inmobiliario extrovertido vs. inmobiliario introvertido: pros y contras
- Agustina Chirio
- 11 abr 2016
- 2 Min. de lectura

Las personas asumen que ser extrovertido y trabajar en el rubro inmobiliario van de la mano, pero la realidad es que hay muchas fortalezas y puntos de mejora en ambos lados del espectro social. Ser un profesional inmobiliario introvertido tiene sus ventajas, y no debemos subestimarlas.
Dentro de las características del bróker extrovertido, listamos las siguientes:
Fortalezas
Contacto personal con los clientes: es genial a la hora de impresionar nuevos prospectos. Sociable, carismático y atento, es un gran conversador y su talento observador lo ayuda a percibir con facilidad las necesidades de las personas.
Negociación: disfrutan de una buena negociación y sobresalen en ella. Poseen gran poder de persuasión y perseverancia.
Servicio al cliente: brindan un excelente servicio y atención al cliente, impulsados por una carrera en relaciones públicas.
Debilidades o puntos a mejorar
Escuchar: deben hacerlo con intención real, tomando nota mental de todas las preocupaciones y deseos concretos de los interesados, no pueden fingir que escuchan únicamente para vender.
Organización: aquellos que prestan atención solamente a la imagen grande, suelen perder de vista los pequeños detalles, y ahí yace la diferencia entre un buen bróker y uno mediocre.
Seguimiento: probablemente hayan hecho grandes promesas en sus presentaciones de propiedades; ahora es tiempo de cumplir lo que prometieron y llevarlo a cabo.
El profesional inmobiliario introvertido, por su parte, tiene las siguientes fortalezas y debilidades:
Fortalezas
Comunicación conmovedora: tienen un costado sensible por naturaleza, lo cual facilita que las comunicaciones vía mail, mensajes y teléfono sean empáticas y honestas.
Papeleo: se concentran en la organización y la gestión de archivos y papeles, lo cual es una gran ventaja porque no a todos los inmobiliarios les gusta hacer horas de escritorio. El bróker extrovertido, sin ir más lejos, siempre prefiere estar en la calle, en las visitas, etc., y resienten el trabajo de papeleo.
Red íntima de contactos: tienen facilidad para generar vínculos fuertes y duraderos con personas relevantes, contactos interesantes. Su lealtad y genuina preocupación es agradecida por los clientes, que responden con la misma lealtad.
Debilidades
Presentaciones: trabajar frente a un grupo de personas puede resultarle agotador y algo agobiante. Hablar en público no es su punto fuerte.
Autopublicidad: le cuesta promocionarse a sí mismo, no está en su naturaleza. No por eso es mal vendedor, pero para poder vender más, quizás al profesional inmobiliario le convenga venderse un poco a sí mismo, y así construir una reputación en el mercado.
Equilibrio entre la vida personal y el trabajo: suelen abocarse mucho a sus labores profesionales y eso muchas veces trae aparejadas consecuencias negativas en el ámbito personal. No descansan bien e invierten su tiempo personal en tareas laborales.
Lo fundamental a la hora de optar por una carrera en el rubro inmobiliario es buscar el equilibrio correcto, para poder aprender a balancear la vida privada con la profesional, y adquirir conocimientos de venta siendo honesto y leal, no exagerado ni ventajoso. Ser sociable y carismático es igual de importante que ser genuinamente atento y preocuparse por darle al cliente lo que realmente necesita.
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